Por Omár Rincon:
[ABSTRACT]
El ex-alcalde de Bogotá Antanas Mockus y su «ola verde» constituyeron un auténtico caso de ciberactivismo en la campaña presidencial colombiana de 2010. Una ilusión democrática creada en internet convocó a jóvenes y ciudadanos sofisticados a cambiar un país sobre la base de la promesa de legalidad, pero la historia terminó en una tremenda frustración política. Este artículo describe cómo se formó esa ola y qué tácticas de internet y redes sociales se utilizaron y, al mismo tiempo, reflexiona sobre la democracia en tiempos de activismo digital, sin dejar de senñalar algunos límites políticos del ciberactivismo.
[EXCERPT]
La democracia y las elecciones en América Latina todavía se guían por las viejas formas de hacer política:
a) el clientelismo: la gente no vota por programas, ideas o emociones del momento, sino por intereses concretos: un empleo, una ayuda, un servicio, una obra, un favor…;
b) el chantaje electoral, que sigue funcionando: el gobierno de Uribe advirtió, y muchas veces, que «si votan por Mockus se acaban los subsidios, los empleos, las becas»;
c) la campanña sucia: si hay que destruir a un candidato, hazle una guerra de mensajes negativos, aunque sean mentirosos y difamatorios, acerca de lo que mueve a una gran parte de los votantes: «que es diabólico o ateo», «que es amigo de enemigos como Chávez», «que está loco»… y mucha gente creerá las infamias y no votará por él, y así ocurrió y Mockus ya no interesó;
d) todo lo es el candidato: en la vieja política un candidato es un jugador de póquer que está dispuesto a todo con tal de ganar; por el contrario, un candidato como Mockus, que se creía más allá de la política, no supo reaccionar a la campaña sucia ni a los ataques del gobierno, ni hacer un gran papel en los debates; Mockus, al final, fue el anticandidato;
e) una campaña es una estrategia integral de medios y acciones que moviliza y lleva a votar en primer término a la base social, luego convoca a los indecisos y por último seduce a los rivales; Mockus no tuvo estrategia de campanña y todo se lo dejó al «movimientismo» de internet;
f) el partido, o algo que se le parezca, sigue siendo la matriz organizativa de la política y sigue llevando votos más seguros porque trabaja con las bases sociales, y Mockus nunca ha creído en los partidos;
g) las encuestas siguen siendo el parámetro ideológico y el desestabilizador de campaña. Mockus iba ganando y creyó en ellas, y resultó que estaban mal hechas: habían entrevistado a ciudadanos que no pensaban votar o no podían hacerlo;
h) el sistema electoral colombiano está disenñado para evitar que candidatos inéditos puedan ganar: solo podían votar quienes habían inscrito su cédula seis meses antes, y el fenómeno Mockus surgió faltando cuatro meses.
Como se puede constatar, el principal límite al ciberactivismo es la vieja política, que sigue viva y funcionando muy bien.
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